Mejorar las dietas reduciendo la pérdida y el desperdicio de alimentos

Mejorar las dietas reduciendo la pérdida y el desperdicio de alimentos


Una nueva nota de orientación insta a reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos ricos en nutrientes

7 de noviembre de 2018, Roma - Con una de cada cinco muertes asociada a una dieta de baja calidad, una nota de orientación publicada hoy insta a los responsables de las políticas a priorizar la reducción de la pérdida y el desperdicio de alimentos como forma de mejorar el acceso de la población a los alimentos nutritivos y saludables.
La nota, Prevenir la pérdida y el desperdicio de nutrientes en el sistema alimentario: medidas normativas para una alimentación de calidad, señala que actualmente las dietas inadecuadas suponen una amenaza para la salud pública mayor que la malaria, la tuberculosis o el sarampión. Mientras tanto, cerca de un tercio de todos los alimentos producidos para el consumo humano nunca llega al plato o al cuenco del consumidor.
El documento ha sido redactado por el Panel Mundial sobre Agricultura y Sistemas Alimentarios para la Nutrición en colaboración con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Los expertos subrayan cómo alimentos como las frutas, hortalizas, semillas, frutos secos, productos lácteos, carnes y pescado y marisco son ricos en nutrientes, pero también muy perecederos y, por tanto, propensos a perderse o estropearse en el sistema alimentario. Las cifras son alarmantes: cada año se pierden o desperdician más de la mitad de todas las frutas y hortalizas producidas a nivel mundial. Una fuente vital de proteínas, en torno al 25 por ciento de toda la carne producida -equivalente a 75 millones de vacas- no llega nunca a consumirse.
José Graziano da Silva, miembro del Panel y Director General de la FAO, afirmó que “para abordar todas las formas de malnutrición y promover dietas saludables, debemos poner en marcha sistemas alimentarios que aumenten la disponibilidad, asequibilidad y consumo de alimentos frescos y ricos en nutrientes para todos. Una parte fundamental de este esfuerzo es tomar medidas específicas para reducir las pérdidas y el desperdicio de alimentos frescos y nutritivos".
Actuar en todo el sistema alimentario
La nota propone un conjunto de medidas normativas a lo largo de todo el sistema alimentario, entre las que se incluyen educar a las partes interesadas; centrarse en los alimentos perecederos; mejorar las infraestructuras públicas y privadas; fomentar la innovación; y paliar el déficit de datos y conocimientos sobre las pérdidas y el desperdicio de alimentos.
Otro miembro del panel, el profesor Srinath K. Reddy, Presidente de la Fundación para la Salud Pública de la India (PHFI, por su siglas en inglés), acogió con satisfacción la nota, afirmando que “las medidas normativas del Panel Mundial demuestran cómo la reducción de la pérdida y el desperdicio de alimentos podría desempeñar un papel clave en la mejora de las dietas deficientes e inadecuadas de unos 3 000 millones de personas en el mundo, y que son a menudo la causa de la desnutrición persistente y también del incremento del sobrepeso y la obesidad y el consiguiente aumento de las enfermedades no transmisibles”.
Los datos de la FAO indican como en los países de ingresos bajos, los alimentos se pierden principalmente durante las fases de recolección, almacenamiento, procesado y transporte, mientras que en los países de ingresos altos el problema reside en el desperdicio de alimentos a nivel del comercio minorista y los consumidores. Juntos, ambos problemas afectan directamente a la cantidad de calorías y nutrientes disponibles para el consumo.
La pérdida y el desperdicio de micronutrientes resultan especialmente preocupantes debido a su impacto directo en el bienestar, la capacidad de aprendizaje y la productividad. A nivel mundial, la agricultura produce un 22 por ciento más de vitamina A de la que necesitamos. Sin embargo, debido a la pérdida y el desperdicio de alimentos, la cantidad disponible para el consumo humano es un 11 por ciento inferior a la necesaria. Por tanto, reducir este derroche de alimentos nutritivos podría derivar en importantes beneficios para la salud.

También generaría ganancias económicas, ya que el valor de los alimentos perdidos o desperdiciados cada año a nivel mundial se estima en 1 billón de dólares EEUU. Consumir más alimentos de los que ya han sido producidos evitaría también el despilfarro de agua, tierra y energía utilizados para obtenerlos.
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