La muerte súbita es un tipo de muerte rápida, casi instantánea y su principal causa es una arritmia cardíaca llamada fibrilación ventricular, que hace que el corazón deje de latir por periodos de tiempo, causando el fallecimiento del individuo. Aunque la persona no tenga afecciones cardíacas aparentes, los malos hábitos como el cigarro, el alcohol y la mala alimentación afectan directa y silenciosamente las arterias, obstruyendo el flujo natural de la sangre causando paros cardíacos fatales e inesperados.
La muerte súbita afecta distintos grupos de edades, comenzando con recién nacidos, quienes hasta los 6 meses de vida tienen un alto riesgo de sufrir una muerte súbita, y aunque se han hecho numerosos estudios al respecto, aún no es clara la razón de esta en los infantes. El segundo grupo afectado comprende a adolescentes y adultos hasta los 35 años de edad, nacidos con algún tipo de cardiopatía congénita no diagnosticada al momento del nacimiento y cuyos síntomas comienzan a manifestarse en la adultez.
El tercero, y a su vez el grupo más afectado, es el de los 35 años en adelante, con mayor incidencia en la población masculina en un porcentaje que corresponde al 80%.
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